Un toque de magia navideña
En el bullicioso centro de fabricación de la Villa de la Producción, el jefe de producción Marco se preparaba para otro ajetreado día de fabricación, cuando un toque de magia navideña le inspiró para dar un paseo por el bosque cercano.
Era una fría mañana de invierno en la Villa de la Producción. La nieve reluciente caía suavemente desde el cielo y envolvía todas las fábricas y almacenes en un manto color blanco perla. Marco, el jefe de producción, tomaba un chocolate caliente en la plataforma de carga de su pequeña fábrica. Acababa de terminar sus rondas matutinas, asegurándose de que la maquinaria estuviera lista para funcionar y de que se hubieran establecido los programas de producción del día. La suave nevada que caía afuera, era tan tentadora que Marco decidió dar un paseo antes del ajetreo de la jornada laboral. Se puso el abrigo y salió.
El centro industrial donde trabajaba Marco estaba rodeado por un bosque. Este se había ido reduciendo con el paso de los años debido a los nuevos desarrollos de la Villa de la Producción, pero aún quedaban unos cuantos cientos de metros de bosque relativamente intacto. Caminando entre las fábricas, Marco se dio cuenta de que hacía años que no caminaba por aquellos árboles y muchos meses que ni siquiera se le había pasado por la cabeza aquel lugar. Y eso que su centro de producción estaba a unos pocos pasos. “Me encantan los bosques”, pensó para sí. “Será mejor que vaya a ver cómo está la vieja arboleda”.
A pesar de que hacía mucho frío, Marco sintió una extraña sensación de calor en el pecho a medida que se acercaba a los árboles. En la línea de árboles, se apoyó en un abedul joven, sin hojas y cubierto de nieve, y miró hacia el bosque. La arboleda era como un mundo nuevo. La luz era diferente, más cálida que la de las carreteras asfaltadas y los centros de producción. Muchos pinos y abetos cubiertos de nieve bordeaban un estrecho sendero que se adentraba en el bosque, como invitando a Marco a permanecer allí un poco más. Lleno de una sensación de asombro que no había sentido en mucho tiempo, Marco se aventuró.
El bosque estaba tranquilo y sereno, y los rayos del sol se asomaban por detrás de los árboles. La arboleda estaba envuelta en un crujiente silencio. El aire también era mucho más fresco, casi dulce. Marco se detuvo para observar el entorno. Rápidamente se dio cuenta de que un mirlo saltaba de una rama cercana, lo que provocó una pequeña cascada de copos de nieve desde la rama del árbol. Un poco más lejos, una ardilla saltaba en la espesa nieve, sólo se le veía la cola mientras aterrizaba buscando su escondite de frutos secos y semillas. En un abrir y cerrar de ojos, Marco se había sentido como en un cuento de hadas.
Pensó para sí mismo: “Qué lugar tan maravilloso. Y pensar que hace años que no vengo, aunque me siento tan bien sólo descansando aquí un momento”. Echó un vistazo a los altos abetos y abedules, que permanecían solemnes en el silencio. “Qué seres tan asombrosos son los árboles. Crean tantas cosas a su alrededor. Con sólo crecer unos junto a otros, este lugar se ha convertido en refugio y hogar para muchas aves, animales, plantas y setas. E incluso para los humanos. Y lo único que piden estos árboles es un poco de agua y un poco de tierra. Y tal vez que alguien los note”.
Marco se dio cuenta, de forma bastante espontánea, de que toda la naturaleza es así. Nos da tanto y tan desinteresadamente. Que si conservamos el mundo natural y le ayudamos a prosperar, creará vastos recursos para que todos los disfrutemos. Se dio cuenta de que estos bosques son mucho más que un puñado de árboles. Forman parte de la Villa de la Producción tanto o más que todos los almacenes y fábricas. Y se dio cuenta, con el espíritu navideño, de que el acto de regalar y dar viene de la propia naturaleza. Lleno de asombro y admiración, Marco sonrió de oreja a oreja. Respiró hondo el aire fresco del bosque y regresó a su pequeña fábrica.
Al volver, Marco pensó que tenía que hacer todo lo posible para que su producción también fuera más sostenible. Crear sus productos sin malgastar recursos y aumentar la eficiencia productiva de su planta. Por suerte, recordó que hacía poco había oído hablar de un peculiar software para pequeños fabricantes que puede ser de gran ayuda para reducir los residuos de fabricación y aumentar la eficiencia de la producción. “Empezaré por ahí”, pensó para sí, “menos mal que existen grandes soluciones que ayudan a los pequeños fabricantes a ahorrar tiempo y dinero, al tiempo que los alinean con el desarrollo sostenible”. La suave nieve seguía cayendo y los rayos del sol le daban un bonito brillo mientras Marco caminaba por la nieve para empezar su jornada laboral.
MRPeasy le desea unas felices fiestas y un próspero año nuevo.
MRPeasy se ha asociado con American Forests, una ONG estadounidense dedicada a preservar y restaurar los bosques de todo el mundo.
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